Constantí es un municipio de la provincia de Tarragona, en la comarca del Tarragonés. Según datos de 2022 su población era de 6.685 habitantes. Está en la orilla derecha del río Francolí, en el límite con Tarragona.
Iglesia de San Feliu
Las primeras noticias acerca del yacimiento de Centcelles son de época medieval. La fuente más antigua es un documento del monasterio de Ripoll del año 888, de tiempos del conde Wifredo, en el que se hace referencia a un lugar llamado Centumcellae aunque su datación da lugar a múltiples debates. En un documento de 1151, aparece la mención a una ecclesia de Sent Seles y en uno de 1554 una bula del papa Anastasio dirigida al arzobispo Bernardo de Tarragona cita una ecclesia de cemtumcellis. Se puede suponer que la iglesia que se menciona en los documentos medievales estaba instalada en la sala de la cúpula, pero no existen restos de un edificio independiente de ser interpretado como iglesia. Además la planta centrada no se corresponde con la planimetría habitual de las iglesias de la época. El nombre de Centcelles seguirá mencionándose durante la Edad Media, pero ya como una pequeña aldea. En el año 1700 se mencionan unos pagos que parecen coincidir con la ampliación de un friso de yeso al pie de la cúpula y una gruesa capa de este material sobre el mosaico con la intención de protegerlo. En el año 1877 algunos fragmentos de yeso comenzaron a desprenderse, descubriendo algunas de las figuras que formaban la decoración del mosaico. En el siglo XIX fue el momento en que se produjo el definitivo abandono de los usos religiosos en Centcelles, muy probablemente relacionado con la desamortización de Mendizabal, comportando una adaptación en la vivienda del dueño de los terrenos en que se halla la construcción. Además de esto se compartimentó la sala central en tres plantas: la planta baja destinada a vestíbulo y bodega; la vivienda propiamente dicha con sus diferentes dependencias y el piso superior fue destinado como almacén y granero. Las estructuras de subcripta fueron utilizadas como lagar para la fermentación del vino.
Durante la Antigüedad Tardía, tras la reforma administrativa y territorial de Diocleciano, Tarraco entró en el siglo IV perdiendo más de la mitad de la extensión de su antiguo territorio provincial y así quedándose integrado en la diócesis Hispaniarum, con capital en Augusta Emerita. Esto supuso un claro retroceso para una ciudad que con anterioridad había gozado de ser el centro administrativo y punto de conexión con el Mediterráneo. Además de todo esto, las incursiones bárbaras del año ca. 260 no favorecieron, aunque es difícil conocer el verdadero grado de afectación de estas incursiones a través de las fuentes escritas. En época tardía Tarraco tendrá problemas para gestionar y mantener en uso los espacios y equipamientos públicos creados a partir de finales del siglo III inicios del IV. El sistema de saneamiento público sufrió alteraciones que no llegaron a corregirse, lo que supuso una colmatación monumental e inutilización del sistema de cloacas. También sufrió la caída del techo de la piscina limaria que almacenaba el agua captada del subsuelo; el cual no fue retirado ni sustituido, a pesar de que la fuente seguiría utilizándose. Esta tendencia regresiva se extiende hasta finales del siglo IV, inicios del V, momento en que empiezan a detectarse importantes transformaciones urbanísticas En los últimos años del siglo IV, debido al Codex Theodosianus, se ordenará la destrucción de los templos paganos y su purificación mediante el signo de la cruz. En la parte alta de la ciudad de Tarraco se integrarán una serie de edificios civiles en la transformación urbanística, tales como; eclessia, monasterium, praetorium, entre otros. A partir de finales del siglo III, inicios del IV, las villae sufrirán una transformación en algún caso asociada a la referencia del Codex Theodosianus y del proceso de destrucción. Solo una de las villae de la zona recuperó un elevado nivel de suntuosidad a mediados del siglo IV , construyendo el edificio sobre las ruinas de una villa anterior. Este panorama cambió a partir del siglo V, cuando Tarraco volvió a reivindicar un espacio en el mapa político contemporáneo por haber sido elegida sede elegida por Geroncio para la entronización de usurpador Máximo como emperador y convertirse así en base de las operaciones militares del Imperio en Hispania. Puede que esto se tradujera en la monumentalización del edificio central de Centcelles.
El lugar fue ocupado por una gran villa del alto imperio, si bien el primer asentamiento romano data del siglo I a. C. Entre los siglos I y II se construyó la gran villa romana de la cual solo se conserva una parte reducida de su planta, consistente en un gran espacio donde se encontraron dolia romanos utilizados para almacenar productos agrícolas.
En siglo III se hicieron reformas y se ampliaron las estructuras anteriores. Las edificaciones que son visibles en la actualidad fueron completamente reconstruidas durante el siglo IV. A esta segunda fase pertenecen unas termas romanas. La villa inacabada con una fachada de unos 90 metros tenía un sector destinado a vivienda, baños y una sala absidial. Es muy posible que durante la ejecución del proyecto se realizaran modificaciones añadiéndose otras termas.
Las excavaciones arqueológicas permitieron descubrir la planta y la extensión del yacimiento. Destaca en el centro del mismo el núcleo principal formado por dos salas, unidas entre sí mediante una puerta. La sala de planta circular con cúpula y con forma exterior cuadrada mide 10,60 metros de diámetro y en la parte baja, correspondiente a los ángulos del cuadrado exterior, se abren cuatro nichos semicirculares, de 2,70 metros de diámetro en la base a medida que va cogiendo altura. El lugar estaba iluminado por dos ventanas opuestas de norte a sur en la parte superior, de 1,50 metros de diámetro. Un arco de medio punto de 3 metros daba acceso al exterior por la parte sur del recinto. Los muros miden 14 metros de altura. La cubierta es en cúpula con una construcción de forma octogonal sobre ella, a modo protector. La distancia desde la cúpula al pavimento actual es de 13,50 metros. Esta sala es la que contiene en su cúpula los mosaicos.
Junto a la cripta se encontraron estratos de residuos de argamasa correspondientes al horizonte de construcción que se superpone directamente sobre el correspondiente estrato de realización del ambiente de la cúpula, lo cual indica que la cripta se construyó cuando la sala no tenía ni pavimento ni decoración. Sobre el estrato de residuos echaron una capa de grava y arena que fue interpretada como base y relleno para el pavimento. Encima de esta, una fina capa de barro compactado que quizás fue el suelo de la iglesia durante su uso en la época medieval. Dicha afirmación está construida sobre la base de la cerámica medieval que se encontró en el estrato estratigráfico. No hay restos del estrato que cubrió el pavimento, Hauschild lo deduce en base al relleno preparatorio y por la existencia de opus signinum en la zona de acceso de la cripta. La entrada a la cripta mide 1,06 metros de anchura y 1,45 metros de altura. Las dimensiones globales de la cavidad son 3,03 metros de ancho, 3,90 metros de largo y 2,27 metros de profundidad. Este dispositivo, interpretado especialmente como cripta por Schlunk, Hauschild, Arbeiter y Korol, y por otros autores como 'cisterna', plantea numerosas incógnitas. H. Schlunk, propuso que el alveus, bañera, en la que está enterrado Pere el Gran de Santes Creus, procediera de esta estructura subterránea. X. Dupré Raventós le ha dedicado un estudio muy detallado en 2002 a ésta cuestión, pero sin duda la propuesta de Schlunk, seguida por Arbeiter y Korol, plantea de forma todavía más compleja la interpretación de este espacio subterráneo. Por otra parte, una cavidad moderna da acceso a la subcripta, una cámara de 3,60 metros x 2,70 metros, con una altura de 1,43 metros. Además, al parecer la cámara fue cubierta por una capa de barro, lo que se interpretó como un lugar no accesible, es decir que su función se limitaba a mantener seca la cripta principal.
La sala de planta centrada cuadrilobulada sin cúpula, anexa a la estructura conservada con mosaico en la cúpula, tiene unas exedras que miden 6,20 metros de altura y 4,80 metros de diámetro. El cuadrado inscrito en el centro mide 7 metros de largo y posiblemente estaría cubierto por una bóveda de arista a menos que fuera una cúpula como en la otra sala. Además de la intercomunicación con la sala del Este, hubo una abertura exterior, que también fue cerrada y transformada.
Al norte hay otras dependencias, las cuales tienen un hipocaustum, es decir un recinto de pequeñas termas semiacabadas que nunca fueron utilizadas. Hay numerosas salas con evidencias de praefurnium, pero no son termas sino que se utilizaron para calentar el pavimento. En Centcelles faltan las instalaciones de servicio, y al igual que otras construcciones del ámbito rural del siglo IV, no llegaron a concluirse las obras. Al nord-oeste y al nord-este se encuentra el poblado primitivo y la villa rústica. Se realizó una excavación en extensión con cortes de 80 metros. En estos cortes se encontraron las construcciones de época republicana, de aproximadamente siglo II- I a. C. cerca del edificio central. Como añadidura existen extensas construcciones destinadas a dependencias agrícolas que pertenecen a la antigua villa rústica. Un ejemplo de ello es el gran almacén de doliae, recipientes utilizados para el almacenaje de aceite y vino.
En cuanto a la gran villa del siglo IV, ésta fue creada de manera diferencial a las anteriores. La planta es rectangular de enormes dimensiones, con un amplio sector para vivienda. La villa estaba formada alrededor de un gran peristilo con diferentes dependencias. La villa estaba además provista de baños (letrinas) y una sala absidial abovedada. Todo ello ocupando 90 metros de longitud. En el momento de construcción Hauschild cree que se erigió la cripta y la decoración musiva de la sala de la cúpula a la vez. Algunas de las salas cuentan con un revestimiento de la Edad Media, lo que significa que no quedaron terminadas en época romana. Además se pueden además diferenciar el tipo de canalización de las termas, restos de mármol de varios colores, restos de opus signinum, y la abundancia de tesserae en esta zona hablan de un taller de mosaico.
El sistema de construcción de la estructura de Centcelles está marcado por las características romanas. La construcción de los muros es maciza, de 1,50-3 metros. Este grosor hace que se neutralice la fuerza lateral que crea la cúpula, y así se pueda soportar el peso sin necesidad de contrafuertes exteriores. En la estructura de los muros, la caja exterior está formada por materiales de mampostería sin labrar y de diferentes tamaños. Para nivelar la construcción y dar solidez al complejo, entre cada dos o tres hiladas de piedras irregulares se asienta una hilada formada por grandes losas, del espesor de un ladrillo. La constitución de la cúpula sigue el mismo sistema que los muros, pero los materiales están dispuestos con mayor regularidad, ordenados en hileras horizontales que siguen la forma esférica de la cúpula. El material utilizado es la piedra sin labrar (cascajo, fragmentos de piedra), un sistema muy frecuente en bóvedas romanas. Las intersecciones de las piedras se rellenaban a base de mortero, material muy adaptable por su plasticidad para este tipo de superficies. Esta diversidad en los métodos de construcción pueden sugerir una cuestión de no contemporaneidad, pero esa suposición se descartó pues ambos muros de los edificios están íntimamente ligados y los estratos de mampostería como las hiladas que las nivelan siguen el mismo sistema sin interrupción. Los arcos que perforan los muros son del tipo romano. Así pues, en general el sistema constructivo se presenta como firme y macizo, al estilo romano: de concepción grandiosa pero pobre en sus materiales quedando bien reflejada la praxis romana.
Es, en conjunto, un monumento clave del arte paleocristiano.
El programa iconográfico de la cúpula se compone de 3 registros. En el registro inferior podemos distinguir una escena de cacería , una venatio (escena profana) en la cual se puede ver un grupo de cazadores, perros, sirvientes y jinetes cazando ciervos. En el registro intermedio se encuentran las escenas cristianas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, de este friso bíblico 12/16 compartimentos son restos musivos reconocibles, 9 de los cuales permiten una interpretación clara. Este registro es de gran valor ya que contiene teselas doradas que construyen el fondo en algunas de las escenas, lo que se traduce en un valor simbólico importante. Las escenas reconocibles son: el Buen Pastor, el Arca de Noé, la Resurrección de Lázaro, los tres jóvenes en el horno, el ciclo de Jonás, la petición de mano de Rebeca, Abraham sacrificando a su hijo, Daniel en la fosa de los leones y Adán y Eva. Finalmente, en el registro superior se encuentran las escenas de las cuatro estaciones y los personajes en “tronos”; estas últimas escenas tienen un fondo verde y dorado y los campos que ocupan los entronizados son más altos que el de las cuatro estaciones.
Escudo de Constantí
«De gules, un emperador romano, coronado de laurel, llevando un manto y empuñado un cetro con la mano derecha, montado a un caballo pasante, todo de oro. Al timbre una corona mural de villa.»
Armas parlantes referentes al nombre de la villa, puesto que se representa el emperador romano Constantino. Según la tradición, la villa fue fundada bajo el mandato de este emperador, y en el municipio todavía se encuentra la villa romana de Centcelles (S I).
Historia
El término que ocupa el actual pueblo de Constantí no ha destacado especialmente por los restos arqueológicos prehistóricos. Aun así, en consonancia con el territorio circundante, se tiene que suponer que se desarrollaron varias culturas paleolíticas y neolíticas.
Antes de la llegada de los romanos, en el Camp de Tarragona destacó la presencia de los cosetanos, un pueblo alejado étnicamente de los ibéricos, pero muy próximo a ellos desde el punto de vista político.
Durante la época romana, el término contó con numerosas villas agrícolas pertenecientes a la ciudad de Tárraco, de las cuales han sido localizados los restos de una quincena, aunque en su momento debieron de existir muchas más. Durante siglos se creyó que el topónimo Constantí se relacionaba con la figura del emperador Constantino I el Grande (306-337 d. C.) por cuanto el escudo del municipio representaba la imagen ecuestre de dicho emperador, sin embargo, no existe ninguna evidencia histórica que avale esta hipótesis. En las últimas fechas, las interpretaciones del Villa mausoleo de Centcelles hacen pensar que la toponimia de la localidad derive del nombre del coemperador Constancio III.1
La villa medieval se estableció en 1153, después de la conquista de Ciurana de Tarragona. Se otorgó carta de población en 1159. El arzobispo Espàrec de la Barca (1215) dinamizó la población, ordenando construir el castillo, la primera iglesia y la muralla de la ciudad. El castillo se convirtió en lugar de residencia veraniega de los arzobispos de Tarragona.
Constantí participó activamente de la Comuna del Campo desde su fundación.
Sufrió diversos ataques durante la Guerra de los Segadores. El 12 de enero de 1641 la villa fue atacada por las tropas de Josep Margarit. En 1642 fue asaltada por el mariscal La Mothe que convirtió el pueblo en su base de operaciones. En 1649, y tras un sitio de dos días, la ciudad cayó en manos de las tropas de Juan de Garay. La iglesia y el castillo fueron destruidos.
Durante la Guerra de la Independencia española, el general Suchet dirigió desde Constantí el sitio de Tarragona de 1811.
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