domingo, 14 de enero de 2024

PRADES (TARRAGONA) Cataluña

Vista de la localidad

 
iglesia de Santa María
La iglesia parroquial está dedicada a Santa María, de estilo gótico con una sola nave y con fachada renacentista. Frente a una de las puertas laterales se encuentra una antigua cruz de término del siglo XIII

Portal de la iglesia de Santa María

Fuente renacentista en la plaza mayor

Vista posterior de la iglesia de Santa María
En la plaza mayor del pueblo de Prades se encuentra la iglesia de Santa Maria La Mayor, de piedra color rojizo, piedra característica de la zona por eso Prades se le conoce como Vila Vermella (villa roja) ya que la mayor parte de sus edificios están construidos con ese tipo de piedra arenisca color rojizo.

Carrer Major

Puerta de la muralla

Muralla urbana














Castillo de Prades









 






Blasón de Prades
Escudo losanjado cuartelado en sotuer: 1º y 4º de oro, 4 palos de gules; 2º y 3º de azur, sembrado de flores de lis de oro; resaltando al jefe un lambel de gules de 3 colgantes. Por timbre una corona de conde.
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La población de Prades se encuentra en un altiplano de unos 950m sobre el nivel del mar en el centro del macizo montañoso conocido como Muntanyes de Prades (Montañas de Prades), que forma parte de la Cordillera Prelitoral Catalana y es uno de los accidentes montañosos más importantes del sur de Cataluña. Su término tiene una extensión de 3.300 hectáreas, que se orienta en dirección NE-SW, y su altura máxima se encuentra en el Tossal de la Baltasana, a 1.203 m de altura, el cual constituye un vértice geodésico de primer orden y la cima culminante del macizo.

Las Montañas de Prades separan la comarca natural del Camp de Tarragona, en la costa mediterránea, de las comarcas de la Conca de Barberà y el Priorat, en el interior del país. La especial orografía del macizo y su elevada estatura le proporcionan una climatología peculiar que se aleja del típico sistema mediterráneo de la costa, definiéndose como un claro clima continental de alta montaña.

La especial situación de Prades ha provocado un tradicional aislamiento de la población, comunicada por tortuosas carreteras con las poblaciones vecinas de Reus (en la comarca del Baix Camp) y L’Espluga de Francolí (en la comarca de la Conca de Barberà). Este aislamiento y las dificultades de una comunicación rápida con la capital comarcal (Reus) provocaron, a lo largo del siglo XX, un grave estancamiento económico, acompañado de la emigración hacia las ciudades de la costa, principalmente a Reus y Tarragona, que ofrecían mejores posibilidades.

Actualmente, la economía de Prades depende mayoritariamente del turismo estacional, que se ha erigido en el sector económico más importante de la población. La agricultura, especialmente el cultivo de la patata y la avellana, ha decaído mucho en las últimas décadas. Hasta el siglo XIX, la zona de Prades había tenido una importante explotación minera de plomo y barita. También destacaba por la explotación tradicional de pozos de nieve y hielo y por una importante actividad ganadera junto a la utilización del bosque.

2. HISTORIA
2.1 PRADES, DE LA PREHISTORIA AL FINAL DE LA ANTIGÜEDAD
Las Montañas de Prades han sido, desde la Prehistoria, una zona poblada, como demuestran los hallazgos tanto de talleres de sílex de superficie como los procedentes de cuevas, e incluso vestigios de pinturas rupestres del denominado Arte Levantino.

En el municipio de Prades se localizaron talleres de sílex al aire libre en las Gritelles y en el Pla de la Guàrdia, entre otros, que se han relacionado con establecimientos neolíticos dedicados a la agricultura y la ganadería. La mayoría de este tipo de yacimientos arqueológicos, situados en buena parte en abrigos naturales existentes en el relevo triásico del macizo montañoso, datan entre el Neolítico y la Edad de Bronce.

A unos mil metros del centro urbano de Prades encontramos la Cueva del Cisterer, en el barranco de los Bassots. Se trata de uno de los conjuntos neolíticos más interesantes del sur de Cataluña, donde se hallaron varios cientos de piezas de sílex y cuarcita, destacando cuchillos de doble hoja, puntas, raspadores, buriles y percutores, entre otras, junto con fragmentos de vasos de cerámica de cocción reductora.

En la zona conocida como los Segalassos encontramos otro yacimiento neolítico y en la Ermita de la Abellera, un paraje de excepcional belleza, también se localizaron restos arqueológicos de este periodo prehistórico, así como en el borde de la Cueva del General.

En cuanto a vestigios de la época del Bronce Final – Primera Edad de Hierro, se han encontrado restos de cerámica acanalada en el Coll de las Forquetes, asociados a un fondo de cabaña.

Los restos de época ibérica y romana tienen sus exponentes en la partida de los Rossinyols (Ruiseñores), donde se han encontrado monedas ibéricas del siglo II junto con piezas de molino y algunos fragmentos de cerámica de esta época. Según referencias orales recogidas por I. Planas en la zona de los Plans de Prades se descubrieron restos de cerámica y mosaicos de época romana.

2.2 LA DOMINACIÓN MUSULMANA
La invasión musulmana de la Hispania visigoda llegó a Cataluña entre los años 713 y 714. En el caso del sur de Cataluña, la ciudad episcopal de Dertosa (Tortosa) pasó a manos musulmanas convirtiéndose en uno de los centros políticos y administrativos de Cataluña junto con Ilerda (Lleida, Lérida).

Por desgracia, los vestigios arqueológicos de este periodo son muy poco conocidos. Cerca de Vilanova de Prades, a principios de siglo, se descubrió una tumba que podría pertenecer a un cementerio musulmán y tenemos constancia de restos de hábitats y tumbas en la Roca de Grinjol. Algunos topónimos cercanos a Prades, como los pueblos del Albiol o la Mussara se suponen de origen islámico y es probable que en aquella época, en el lugar que ahora ocupa la población, hubiera un pequeño establecimiento de tipo militar, una avance de las defensas musulmanas.

2.3 LA CONQUISTA CRISTIANA
La llamada reconquista ocupó las últimas tierras de lo que es actualmente Cataluña a mediados del siglo XII. La política expansionista del conde Ramon Berenguer IV le llevó a conquistar las ciudades musulmanas de Tortosa y Lleida (Lérida), dejando entre ellas una área a conquistar posteriormente, que no era otra que las Montañas de Prades.

Tras la rendición de las ciudades musulmanas de Tortosa (1148) y Lleida (1149), el macizo de las Montañas de Prades quedó aislado del resto de territorios de Al-Andalus. La maniobra de tenazas alrededor de esta zona especialmente abrupta y difícil de conquistar tenía como objetivo su aislamiento en vistas a su conquista. La caída definitiva del castillo árabe de Siurana, centro neurálgico de este territorio, se logró entre 1153 y 1154 con la intervención de cuatro ejercidos cristianos dirigidos por los nobles catalanes Hug Ponç y Ramon de Cervera que entraron en Rojals, Farena y Capafonts el año 1151. Bernat de Plegamans y Guillem de Claramunt llegaron al castillo del Albiol y la Mussara a través de la Coll de Batalla. Por el sur, Guillem del Caganos penetró por la zona del Coll de Alforja y Bertran de Castellet acaba con el dominio musulmán desde el Priorat.

Una vez vencidos los musulmanes, fueron deportados a tierras de Lérida y del Ebro, iniciándose la repoblación-colonización de la zona, convertida en el Marquesado de Siurana, perteneciente a Bertran de Castellet. En el 1159, el conde de Barcelona concedió la carta de población a Prades y seis años después a Siurana.

En el año 1163 el marquesado de Siurana pasó a manos de Albert de Castellvell y se dividió en dos nuevos dominios: Las Montañas de Prades, bajo dominio de un alcalde real, y la zona occidental que pasó a denominarse baronía de Castellvell.

En 1213 se inició una pugna entre los habitantes de las Montañas de Prades y los del Camp de Tarragona que en aquellos tiempos estaban bajo dominio del Arzobispado de Tarragona. Tenemos constancia de la participación de gente de Prades en las conquistas de Mallorca y Valencia en tiempos del rey Jaume I (1229 y 1238)

En 1241 la baronía de Castellvell pasó a los Entença por contrato familiar, aunque Prades y la zona oriental del antiguo marquesado siguió bajo dominio real hasta que en 1324 el rey Jaime II creó el condado de Prades a favor de su hijo Ramon Berenguer.

El nacimiento del condado respondió a una estrategia por parte real de socavar a la nobleza catalana parte del poder y privilegios que tenía en aquellos tiempos, para así debilitarla al estar enfrentada a la casa real.

Como descendientes directos del rey, los condes de Prades detentaban la primera categoría entre la nobleza de Cataluña. Esto perduró una vez hecha la permuta entre los dos hermanos Ramon Berenguer y Pere hasta la cuarta generación. Entonces, por falta de descendientes masculinos, heredó el condado una mujer, Joana Gonçalva Ximenis d’Arenós, la cual, por el hecho de haber contraído matrimonio con Joan Ramon Folch II de Cardona, entroncó parentesco con esta poderosa familia. Más tarde, su hijo Joan Ramon Folch III, entre sus títulos, puso en primer lugar el condado de Cardona porque lo había recibido por línea paterna. El nombre de Prades quedó, pues, en lugar secundario y con más motivo aún cuando los Cardona-Prades acabaron enlazando con la dinastía de los Medinaceli.

Cabe recordar a Margarida de Prades, hermana de Joana Gonçalva, que se casó con el rey Martí l’Humà. Ella era una muchacha joven y el rey, un hombre envejecido. El hijo que deseaban no vino y Margarita fue la última reina de la casa de Barcelona. Después vino el compromiso de Caspe, y se entronizó a una dinastía foránea y la historia de Cataluña ya no fue la misma.

2.4 PRADES EN ÉPOCA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA
Las Montañas de Prades estuvieron afectadas por el bandolerismo durante los siglos XVI y XVII, al igual que otras zonas rurales de Cataluña, lo que provocó la formación de una hermandad contra los bandoleros a mediados del siglo XVI.

En el año 1569 el duque de Cardona solicitó al condado de Prades un total de 300 hombres para hacer frente al bandolerismo, pero no se logró su erradicación, por lo que el 1605 el alcalde real organizó otra hermandad.

También se creyó necesario solicitar la ayuda del abad de Poblet y del prior de Escala Dei y se organizaron guardias en caminos, castillos y portales. Buena parte de los bandoleros eran realmente moriscos que se escondieron en las Montañas de Prades tras el decreto de expulsión de Felipe III.

Durante la Guerra de los Segadores, el condado de Prades fue un centro de apoyo de las tropas franco-catalanas. Tras el asedio de Prades por parte de las tropas realistas, se mandó derribar las murallas.

En 1663 Catalina, hija de Lluís Ramon Folch de Cardona, se casó con Juan Francisco de la Cerda, primogénito del duque de Medinaceli. Los nuevos señores tuvieron estas tierras hasta la desamortización de Mendizábal, aunque a finales del siglo XIX aún reclamaban algunos derechos y cobros.

Parece ser que durante la Guerra de Sucesión, el castillo de Prades se encontraba arruinado, según se desprende de una noticia de 1718. A lo largo de este siglo, la población fue perdiendo paulatinamente su papel de centro comarcal.

A lo largo del siglo XIX Prades fue escenario de diferentes episodios de las guerras carlistas. En la primera guerra fue incendiado en 1837, lo que volvió a suceder en 1874 durante la segunda guerra. De la tercera, queda la memoria de un jefe carlista, el Nen de Prades (el Niño de Prades), Pere Balcells Masgoret.

3. URBANISMO DE PRADES
No sería de extrañar que el núcleo de Prades tuviese su origen en un castillo musulmán del que ahora no se conocen vestigios. El máximo desarrollo de la población fue entre los siglos XIII y XIV, siendo un núcleo de agitada vida económica como lo demuestra la existencia de mercado por lo menos desde el 1200 y la celebración de hasta cuatro ferias de ganadería anuales. Sin duda Prades, al ser capital de alcaldía y después del condado, era un importante punto económico.

El núcleo histórico de Prades define una planta casi triangular que muestra su origen medieval. Esta estructura urbana vendría dada, por un lado, por una distribución regular del espacio urbano en manzanas de planta regular, cuadradas y rectangulares y su organización sobre la base de un gran espacio libre, la plaza mayor y unos ejes viarios directamente relacionados con los portales de acceso al interior de la población.

En el extremo oeste, justamente en el punto más alto de Prades, se encuentra el espacio antiguamente ocupado por el castillo-palacio condal. Su estructura hoy por hoy es prácticamente desconocida. Quedan todavía los restos de la cabecera y la nave de la iglesia de estilo románico, y su construcción data entre los siglos XII y XIII. Hacia el oeste se situarían las construcciones palaciegas, con una estructura urbana similar a la del castillo de Falset, posterior sede del condado: iglesia con contacto con la población, pues se utiliza como templo parroquial y a sus pies, la sala del palacio. Cabe destacar, como sucede también en Falset, que el lado norte del conjunto, se utiliza como muralla de la población.

Al este de la población, y también utilizada como cabecera en la muralla, se encuentra la iglesia parroquial y el cementerio. A su lado, una imponente plaza mayor, amplio espacio actualmente porticado. La situación de este templo, separado del núcleo originario de la zona del castillo, nos indica un crecimiento bajo medieval en torno a un nuevo espacio, la posterior plaza Mayor, destinada a la celebración de ferias y mercados. Esta actividad económica iría acompañada de la urbanización de la zona, como la creación de un barrio o arrabal, con equipamientos como pueden ser la iglesia. Hay que destacar que a su lado se abre un portal de la muralla.

Un tercer punto de interés es la puerta del Planet del Pont, que salva el barranco de la Font de Grau con un puente, que indica un crecimiento urbano hasta esta zona, dado que es una de las salidas de la población en dirección al norte. Se supone que habría cuatro portales abiertos a la muralla: el de la iglesia, el del pie del puente, otro en el castillo, desaparecido y un cuarto en el sur.

En cuanto a la construcción de las murallas de Prades, se conjetura que se trata de una edificación fechada en la baja edad media, tal vez relacionada con el nacimiento del condado de Prades al 1324, aunque las obras se alargaron al menos hasta el siglo XV, como se desprende de una orden real de Martí I l’Humà en la que autorizaba el gravamen del pan, vino y carne durante cuatro años más para obtener fondos para las obras. Los vestigios que han llegado hasta la actualidad muestran una importante construcción de sillares con torres de planta rectangular o cuadrada y portales como el de la iglesia. La zona de muralla de levante es la mejor conservada y ha sido restaurada. Al sur de la muralla quedan pocos restos, tal vez debido a los desperfectos ocasionados por la Guerra de los Segadores en el siglo XVII.

Podríamos diferenciar dos grandes zonas urbanas: en la primera, alrededor del castillo y punto de referencia más alto, se sitúa el primitivo núcleo feudal asociado a esta edificación militar. Las manzanas son más bien alargadas y con una distribución con parcelas también alargadas. La segunda zona está situada alrededor de la plaza, con una distribución en islas mucho más grandes y unas parcelas igualmente mayores y menos alargadas. El trazado de las vías de comunicación, y por tanto el enlace con el dos portales de la muralla, conlleva la urbanización asociada a estos pasos, como son las calles de Sant Antoni, Nou del Pont y Major.

La declaración de la villa de Prades como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) con la categoría de conjunto histórico (Resolución de 12 de febrero de 1993, DOGC núm. 1732, de 14.4.1993), ha aportado una herramienta legal básica para la protección de esta población. La catalogación de edificios y la delimitación del entorno de protección se han convertido en elementos a tener en cuenta con vistas a futuras intervenciones tanto de tipo urbanístico como patrimonial. Los restos del Castillo de Prades (s. XII) y el Portal Fortificado (s. XIV-XV) también disfrutan de la catalogación (BCIN).

Este núcleo es conocido también como la Vila Vermella (Villa Roja), porque muchos de sus edificios han sido construidos con piedra de este color, originaria de la zona.


A pesar de la importancia del conjunto de Prades, se debe tener en cuenta que la actual fisonomía de las construcciones de la población es del siglo XIX, pues fue quemada dos veces durante las guerras carlistas. Así, son pocos los edificios de clara época medieval o moderna, aunque conservan vestigios, como arcos en el interior de otros. La estructura urbana sí que responde a los orígenes medievales de la población y su evolución a lo largo de los siglos.
Reina de Cataluña y Aragón, segunda mujer del rey Martí l’Humà, hija de Pere de Prades y de Joana de Cabrera, era bisnieta del rey Jaume II. Fue educada en la corte de la reina María de Luna, donde residió al menos desde 1399. Al plantearse el problema de la sucesión, Martí l’Humà la prefirió a Cecília d’Aragó, hermana del conde Jaume II d’Urgell, y se casó con ella el 17 de septiembre de 1409, con la bendición del papa Benedicto XIII. Quedó viuda pocos meses después sin haber conseguido la deseada descendencia. La juventud de Margarida de Prades y su hermosura física y moral que nos han ponderado con términos encomiásticos, casi hiperbólicos, escritores que la conocieron personalmente, bien acompañadas por un espíritu cultivado y una inteligencia alada, convirtieron la reina viuda de Martí l’Humà en el motivo de una verdadera corte de amor y de honor, convirtiéndose en el centro y el árbitro de juntas literarias que, a pesar de cómo nos han llegado de fragmentarias las referencias, se adivina de notoria calidad para las personas que la prestigiaron con su categoría.


En 1415 contrajo un nuevo matrimonio canónico, pero secreto, a fin de no perder la dignidad de la reina y las rentas correspondientes con Joan de Vilaregut y Álvarez de Haro, con el que tuvo un hijo en 1416, Joan Jeroni Vilaregut. Hacia 1420, quizá porque esta historia se divulgó, se retiró con su marido al monasterio de Valldonzella, donde enviudó de nuevo. En 1428 profesó como monja en el mismo monasterio, que regía su tía Constanza de Prades. De Valldonzella, Margarida pasó al monasterio de Bernardes de Bonrepòs, en el alto Priorat, cerca de la Cartuja de Scala Dei, del que fue abadesa a partir de 1428. Allí murió Margarida, siendo abadesa, habiendo otorgado testamento ante el notario de Barcelona Antoni Vinyes, en la villa de Prades, el día 10 de enero de 1430. Los restos de Margarida fueron enterrados en Bonrepòs, y más tarde trasladados al monasterio de Santes Creus.

 BERNAT BOÏL (1445-1505)

Era aragonés, nacido en Tarazona en 1445. En la historia lo encontramos diplomático y eclesiástico, secretario de Fernando el Católico de la Corona de Aragón. Se hizo ermitaño de Montserrat (1481) y fue superior de los ermitaños (1482). Hecho mínimo de la orden de Francesc de Paula (1491), introdujo esta orden en la Corona de Aragón. A petición del rey, fue nombrado primer vicario apostólico de las Indias Orientales (1493) y acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje a América.
Boïl buscó cobijo en las Montañas de Prades (1484) donde más tarde sería edificada la ermita de la Abellera (siglo XVI). Abandonó Montserrat porque las desiertas montañas de Prades y del Montsant se correspondían mejor a su temperamento contemplativo. Aquí quiso fundar una comunidad con la protección del conde de Prades, pero la providencia le había escogido para mayores destinos y abandonó aquel refugio, donde fue construida la actual ermita.
Tenemos constancia del relieve de Bernat Boïl pues figura en la Galería de Catalanes Ilustres del Ayuntamiento de Barcelona. También aparece otro al pie del monumento a Colón, junto a un indígena.
En el patio de la ermita de Prades hay una lápida conmemorativa de su paso. Al cabo de unos años de su regreso de América para dar cuenta de su misión a los Reyes CatólicosBernat Boïl se retiró al monasterio de Sant Miquel de Cuixà, siendo nombrado abad perpetuo. Murió en el año 1505/7.
Fuente: Libro de PradesTorrell de Reus y Ignasi Planas.

MATEU FLETXA, ‘EL VIEJO’ (1485-1553)

Nació en Prades el 1485. Compositor memorable del renacimiento musical en Cataluña. En aquellos tiempos, la música se la vinculaba al lujo de las ceremonias de la realeza, con consecuencias agravadas por el hecho de que la nobleza no ejercía ningún tipo de mecenazgo. Ante esta tesitura, los músicos se veían obligados a emigrar a otras tierras y los que no lo hacían se encontraban con serias dificultades para cultivar la música profana. Todo esto sucedió durante el renacimiento, cuando la música experimentaba unos progresos fundamentales, alejándose del mundo medieval para entrar definitivamente en la mentalidad moderna. La polifonía cogió el doble vertiente profano y religioso, llegando a dos conquistas esenciales: la armonía y la tonalidad. Aparece entonces el concepto de autor individual y emergen figuras como la de Mateu Fletxa ‘el Viejo’, creador de la ensalada y obras a voces de carácter popular. Fue maestro de capilla de la catedral de Lleida, donde había sido cantor, y los años 1544-1548 fue maestro de las infantas María y Juana, hijas del Emperador Carlos V. Algunos indicios apuntan a que después se trasladó a Valencia, donde asumió la dirección de la Capilla del Duque de Calabria. De hecho, al menos tres de sus obras aparecen vinculadas a la mencionada Capilla (Cancionero del Duque de Calabria, también conocido como Cancionero de Uppsala).

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