Solivella es un municipio de la comarca catalana de la Conca de Barberá (provincia de Tarragona). Según datos del 2022, su población era de 628 habitantes.
La iglesia parroquial está dedicada a la Asunción. Fue construida en 1769 y es de estilo gótico. En su interior se encontraba un retablo, conocido como la Mare de Déu de Solivella, que se conserva en la catedral de Tarragona. En los alrededores se encuentra el Moli del Caixes, construcción del siglo XIII.
Castillo
Está documentado por primera vez en 1076 en un texto de donación. Del linaje Solivella, se tiene noticia por primera vez con Pere de Olivella (o Solivella) en 1204. Hace de testigo en una cesión de Guillem de Puigverd al monasterio de Poblet. Un Ponç de Solivella hace de albacea del testamento de Pere de Queralt.
Durante el siglo XIII el castillo era propiedad de la familia Puigverd y después pasó en los Anglesola, por casamiento de Elvira de Puigverd con Berenguer Arnau de Anglesola. A comienzo del siglo XIV, los albaceas de Ramón de Anglesola vendieron por 50.000 sueldos el castillo y el lugar de Solivella al Santas Creus, pero habiendo cuestionado la venta la viuda y sus hijos ante Jaime II, los recuperaron devolviendo al monasterio el dinero pagado. En 1324, Sibila de Anglesola, viuda de Ramón de Anglesola, vendió, con la autorización del rey, el castillo y el lugar de Solivella, al ciudadano barcelonés Arnau Messeguer. En 1391 regresó a la corona y dos años más tarde el rey Juan I lo vendió a carta de gracia junto con las jurisdicciones alta y baja y el mero y mixto imperio a Ramón de Abella. Este noble, en enero de 1394, el ajena a Berenguer de Boixadors, que en 1424 lo vendió al rey Alfonso el Magnánimo . El monarca, el mismo año, él volvió a vender, a carta de gracia, a Ramón Berenguer de Llorac, casado con Violante, castlana de Solivella. Esta familia construyó, sobre el castillo primitivo, una fortaleza nueva de estilo gótico con elementos renacentistas.1
En 1599, Felip III de Castilla creó la baronía de Solivella, con carácter pleno (civil y criminal), a favor de Simón Berenguer de Llorac y Castellón. A raíz de las desavenencias entre los Llorac y los habitantes de Solivella, pasó de nuevo a la corona en 1729 pero Juan de Llorac lo recuperó un año más tarde. En 1751, el castillo pasó a Despujol, marqueses de Palmerola, por boda de M. Josefa de Llorac con Francisco X. Despujol. El edificio fue castigado, durante la primera guerra carlista , donde se hicieron fuertes los carlistas. Restaurado después, fue nuevamente dañado durante la segunda guerra carlista . Ignacio María Despujol lo vendió, en 1870, por 5.000 duros, los propietarios de Solivella, Francisco Casamitjana y Andreu y Tomás Español y Travé. Al poco tiempo, Frederic Travé, la adquirió de los mencionados propietarios y lo cedió al ayuntamiento de Solivella. El conjunto se conservó, aunque muy deteriorado, hasta finales del siglo XIX. En 1915 el castillo fue dinamitado.
Escudo de Solivella
Escudo en losange de ángulos rectos: de sinople, un olivo de oro frutado de sable, superado de un sol figurado de oro. Al timbre, una corona de barón.
Es un escudo parlante que quiere representar la etimología popular del nombre de la localidad: el elemento del sol, el cual es la señal tradicional y más antigua del pueblo de Solivella, hace referencia a la primera sílaba del topónimo municipal, y el olivo (se trata en realidad de una alheña, olivella en catalán, planta de la familia de las oleáceas) representa el topónimo del municipio, "sa olivella"). La corona de barón hace alusión a la baronía de Solivella, título concedido a Simó Berenguer de Llorac, señor del castillo, el 1599.
Historia
La villa aparece ya mencionada en un documento del 1058 en la que se la cita bajo el nombre de Puig de Solivella. Fue a mediados del siglo xii cuando empezó a repoblarse gracias a Gombau d'Oluja, señor de Vallfogona quien, además, construyó ahí un pequeño castillo. Alfonso II, rey de Aragón y conde de Barcelona, le reclamó la posesión de la fortaleza, concediendo el uso de por vida al de Vallfogona.
En el siglo XIII, pasó a manos de la familia Anglesola quienes, en el siglo XIV, vendieron su posesión al monasterio de Santes Creus aunque poco después recuperaron la posesión. Pasó a manos de la corona en 1393. En 1599, el rey Felipe III de España creó la baronía de Solivella, concedida en favor de Simó Berenguer de Llorac i Castelló. Desde mediados del siglo xviii hasta el fin de las señorías perteneció a los marqueses de Palmerola.
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