Iglesia de San Iscle y Santa Victoria
Báscara (Bàscara)
Historia
El primer documento que menciona Báscara es del año 817, un juicio celebrado en Borrassá en el que se fijaron los límites de la «villa Baschara», posesión del obispado. Según Joan Coromines el nombre «Báscara» es un topónimo prerromano, probablemente de origen vasco y que significa «peña del río».
Las murallas que rodeaban la población se encuentran bastante bien conservadas en algunos tramos (siglo xiii-xiv, rehechas durante los siglos xviii-xix).
La población se encuentra en el camino tradicional de Francia y era lugar de parada de las diligencias y varios hostales aprovechaban esta condición. Al menos desde el principio de siglo ix la villa de Báscara fue posesión de los obispos de Gerona, que tuvieron que hacer prevalecer sus derechos ante las pretensiones de los condes de Besalú.
En 1187 el obispo Ramón Guissall instituyó el mercado semanal, que se celebraba los miércoles y en 1236, el rey Jaime I otorgó al obispo la facultad de celebrar ferias.
Su situación fortificada en el camino principal de Gerona a Francia acentuó la importancia estratégica de la villa en época moderna. Así, en 1675 la población fue tomada por las tropas francesas que, en 1683, establecieron un campamento para preparar el sitio de Gerona en el marco de la Guerra de las Reuniones. Más de un siglo después, en 1808 y 1809, las tropas francesas volvieron a ocupar Báscara, e instalaron los almacenes y un hospital de sangre, en el marco de la Guerra de la Independencia Española. Al final de la guerra el general Louis Gabriel Suchet hizo volar las fortificaciones de la villa. En marzo de 1814 Napoleón liberó en esta población al rey Fernando VII de su presidio en Francia mediante un acto solemne que se llevó a cabo a ambas orillas del río Fluviá.
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